Notas & Reportajes: Che, negra, tus ojos me persiguen
Revista Confirmado. Buenos Aires, agosto de 1970
Revista Confirmado, Pag 48. Buenos Aires, Argentina. 19 de agosto de 1970
Che, negra, tus ojos me persiguen
La veta, hay que reconocerlo, la descubrió Julio Cortázar. Desde Europa, por tres años consecutivos, envió puntualmente, y casi por casualidad hacia mediados de diciembre, un librito, preferentemente decorativo, que se adaptara para regalo de Navidad. Sucesivamente se publicaron La vuelta al día en ochenta mundos, 62 modelos para armar y el último, el más adornado, Último round. Por ahora, para el próximo fin de año, no amenazó todavía con ninguna publicación. Esta vez ya le ganó de mano la Editorial Galerna que prepara un libro, que no deja de ser novedoso: una fotonovela.
Los autores de Che, negra, tus ojos me persiguen, Diana Raznovich y Andy Goldstein, se defienden de toda posible sospecha de comerciales. En la génesis descubren dos posibles orígenes; uno, que se remonta al casamiento del fotógrafo Goldstein, que inventó para las participaciones una fotonovela que historiaba en pocos cuadros el pedido de mano, las dudas de la novia y el sí que se produjo a los tres minutos. A esa broma se acopló más tarde un libreto compartido con la escritora Raznovich, creado primitivamente para un cortometraje que nunca alcanzó a realizarse. Durante dos meses, trabajando seis horas diarias, el guión fue creciendo; elaborado y analizado minuciosamente se lo amplió hasta llegar a los 30 capítulos, con tres finales optativos. El modesto equipo de dos agregó pronto a Alberto Fernández de Rosa, que a los 25 años ya tiene una vasta experiencia como actor, a la arquitecta Nelly Hoijman y al pintor Juan Carlos Marchesi, quienes emprendieron enseguida la elaboración de las escenografías. El auto bautizado equipo de realización se sumergió en un profundo análisis de los obstáculos que ofrecía un guión qué incluye 40 personajes, que en distintos escenarios se movían a lo largo de 20 años de vida. Cada uno se enfrascó en lo suyo. Andy Goldstein confiesa haber tropezado con problemas nuevos que le ofrecía la fotografía con una técnica que hasta el momento desconocía. Fernández de Rosa encontró nuevas posibilidades y nuevas experiencias en la expresión artística. Todos estaban trabajados por la preocupación de rescatar un medio expresivo fenomenal como es la fotonovela. “Lo caduco —dignifica la escritora Raznovich— no era el medio, sino la manera en que se utilizaba.”
UN PÚBLICO IGNOTO
La fotonovela es por definición un medio que habitualmente está dirigido a un público muy determinado, que suele ser subestimado por actores y autores. Sin embargo, los responsables de Che, negra no encontraron oposición por parte de los actores a quienes fueron solicitando colaboración. Fueron así incorporados María Luisa Robledo, Silvia Eichelbaum, Enrique Escope, Blanca Lagrota, Susana Beltrán y Héctor Giovine, todos baqueanos en el arte, pero neófitos en la fotonovela. Con un excelente nivel técnico, buenos actores y un argumento de cierto nivel, Che, negra no pretende, sin embargo, apuntar a un público intelectual. “Sabemos que no va a ser el público masivo que comúnmente consume fotonovelas —admite Paco Fernández de Rosa—, pero no nos dirigimos a un público en particular. Probablemente al que en general es consumidor de libros.” Lo inédito de la experiencia, por otra parte, elude las posibilidades de cálculo. “Cuando estábamos en la etapa teórica —explica Goldstein— tratamos de documentarnos en otros países, pero no encontramos nada. No podemos saber qué va a pasar con los 4.000 ejemplares que se editen.”
UNA HISTORIA DISTINTA
“La historia que cuentan las fotonovelas —desliza Raznovich— es generalmente convencional. La consabida pareja que proviene de distintos medios sociales, que enfrenta la oposición de las familias respectivas, hasta arribar al previsible final feliz.” .En su lugar, el equipo de Che, negra promete algo diferente. Es, también, la historia de una pareja de diferente extracción social. Ella: burguesa. El: más humilde. El relato no perdona ni el momento de la concepción de cada uno de los dos, 20 años antes, y recorre las diferentes etapas de la educación de cada uno. Después se acelera el proceso. El y ella se conocen, se abrazan, se casan al día siguiente y a los 2 días tienen ya 11 hijos. Lógicamente, el proceder de la pareja desencadena furiosas reacciones de la sociedad que los rodea. Todo lo que hacen se aparta en forma alarmante de los cánones aceptados y aceptables. El final, los tres finales, son optativos, y, por el momento, secretos. Los autores se niegan firmemente a develarlos. Lo importante, dicen, es demostrar, desmitificar, algunas aspectos de la educación, los conceptos de nacimiento, concepción, casamiento, todo lo que puede rodear a una pareja en el mundo actual. Señalar la distancia que separa las propuestas formales de las actitudes reales. “Lo que nosotros llamamos la realidad —amplía Fernández de Rosa— y el álbum, de familia." El más claro símbolo de esa actitud hipócrita característica es el tercer personaje importante de la historia, un vecino, cuya creación está basada en la observación, más bien el espionaje confesado, que hicieron de una personalidad real.
LA INTRUSA
A medida que el trabajo avanzaba, la improvisación, que, a modo de teatro, enriquecía la fotonovela, proveía posibilidades de cambios y agregados. Como la mayoría de los autores modernos qué se regodean con la inclusión de la novela dentro de la novela o la obra dentro de la obra, Che, negra también puede vanagloriarse de tener su fotonovela dentro de la fotonovela. El protagonista es actor, de fotonovelas claro, y el equipo completo de realización pudo entonces, como Hitchcock, incluirse dentro de su obra. “Fue para todos un aprendizaje más —reconoce. Raznovich— que se agregó al inmenso aprendizaje total que significó todo el trabajo.”
“Sin advertirlo —reflexiona Goldstein— llegamos a completar 600 secuencias, es decir, la misma cantidad que exige un largo metraje. Fue un gran trabajo.” “Y de una gran riqueza —agrega Fernández de Rosa—. Al ser un medio con características muy propias, por lo menos a mí me brindó un conocimiento que no sospechaba. La imagen detenida me descubrió grandes posibilidades de expresión.”
“También en el campo de la fotografía —revela Goldstein— la experiencia fue productiva. El fotógrafo es sólo un testigo de lo que sucede. Fue apreciable también el aporte técnico que brindaron los actores.”
EL RESCATE
“En el plano actoral —especifica Fernández de Rosa— la experiencia fue muy importante como rescate de una fuente de trabajo para los actores. Tanto la A.A.A. (Asociación Argentina de Actores) como todos los afiliados tienen como objetivo dignificar la profesión. En la medida en que se deje de subestimar la fotonovela, en la medida en que se la encare a un nivel profesional más serio, los actores podrán acercarse sin temor al desprestigio.”
Pero no solamente actores profesionales probaron su capacidad en la poco común labor artística. Algunos que nunca habían enfrentado una actuación se entusiasmaron esta vez. Una maestra, en la realidad, la señora de Rossi, aceptó personificar en la ficción a una maestra, con todas las manías que suelen afectar a las docentes primarias. Ella es la encargada de distorsionar la imagen de la realidad de la protagonista, durante su educación primaria. La madre también fue encarnada por una aficionada, la psicóloga Susy Kesselman, protagonista de la memorable primera escena de la fotonovela, la de la concepción, en la que un diálogo de absoluta incomunicación ostenta frases como: “Querida, hoy me gustaría hacer eso”. “Pero querido, si todavía no ha pasado ni un mes desde la última vez.” Después de escarceos tan cariñosos, el previsible resultado: “Al mes siguiente, Catalina advirtió (no sin sorpresa) que llevaba en su vientre el fruto del gran amor que los unía”. Ese fruto va a ser Roberta, que a su vez después se casa y tiene 11 hijos y escandaliza a medio mundo. Los 11 hijos requirieron la actuación de otros tantos niñitos de 2 años, nota divertida y tierna, pero que agregó alguna incomodidad a la realización.
Además del caudal de experiencia, la fotonovela aportó otro elemento, nada desdeñable: reforzar la amistad que unía a los distintos componentes del grupo entre sí.
Y la convicción de que si Anahí, Maria Rosa o Contigo (por nombrar las líderes del género) son como son, es —únicamente— porque quieren.
Revista Confirmado. Espectáculos. Agosto de 1970