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Notas & Reportajes: Eternizar la memoria

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Diario Clarín, 1980

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Selva Echagüe. Eternizar la memoria. Diario Clarín, Buenos Aires, Argentina. 1980

 

EXTRAÑA MUESTRA FOTOGRÁFICA DEL ARGENTINO ANDY GOLDSTEIN EN BRASIL

ETERNIZAR LA MEMORIA

Desde el 3 y hasta el 20 de este mes se realiza en el Museo de la Imagen y el Sonido de San Pablo, Brasil, una exposición del fotógrafo argentino Andy Goldstein. Se trata de un conjunto de 16 fotos encuadradas bajo el título de “La muerte de la muerte”, que este profesional de 37 años seleccionó entre 300 que a lo largo del año pasado tomó en distintos cementerios bonaerenses. A continuación damos la síntesis de la entrevista que concediera para Cultura y nación, pocas horas antes de asistir a su muestra.

 

¿En qué momento surgió el tema como objetivo de un trabajo en profundidad?

Hace mucho que la idea de retener todo ese mundo que se construye para eternizar la memoria de los muertos me apasionaba. Yo ya había estado trabajando alrededor de este tema pero sin centralizar la óptica como ahora en las fotos esmaltadas, en las palabras escritas en el mármol, en las flores esculpidas... Después del Coloquio Latinoamericano de Fotografía, que se realizó en México en 3978, tuve conciencia de que los argentinos trabajamos todavía sobre la base de fotografías únicas y de que en el extranjero se estaba tendiendo a profundizar en un solo tema hasta agotarlo. Esa toma de conciencia me conmovió, era algo que necesitaba y esperaba y que me permitió rescatar las posibilidades de bucear exhaustivamente en una sola problemática hasta agotarla, dándole de esa manera unidad a la visión del fotógrafo. Creo que esto nos movilizó a todos los argentinos que estuvimos allí, y a partir de ese momento me impulsó a centralizar el tema de la muerte en todo lo que se construye para no olvidar y luego se va borrando, deteriorando, destruyendo hasta su total desaparición, que es para mí como una segunda muerte.

¿Cuál es el lugar que le cabe a la fotografía dentro del arte actualmente?

Cabe una respuesta de análisis casi filosófico del tema. En el arte hay diversos lenguajes, y la fotografía es una forma de expresión como cualquier otra. Hay un gran abanico de posibilidades desde la fotocopia de un documento hasta una fotografía surrealista.... y todas tienen un margen de creatividad. Si fotografiamos un tornillo, éste puede ser hermoso, el mejor, el que se necesita, o, siendo el mismo, el peor y más triste de los tornillos. La cámara es un pretendido ojo imparcial, pero no lo es. Es la subjetividad del fotógrafo.

¿Y cómo se ensamblan la creatividad y la necesidad de conocimiento técnico para poder crear algo, fotográficamente hablando?

El dominio de la técnica es muy importante en cualquier lenguaje expresivo. Si no se sabe música, no se puede componer una sinfonía, ni siquiera una cancioncita. En la fotografía, lo que ahora sucede es que la técnica se puede lograr con bastante sencillez. Hay Cámaras muy sofisticadas que solucionan casi todos los problemas técnicos por si mismas, poniéndolos al alcance de la mano de cualquiera. Estas cámaras permiten expresarse con cierta facilidad y que se conserven sectores de la realidad vistos con la subjetividad de su poseedor. Es un arte del siglo XX y cuenta con el aporte tecnológico de la época.

¿Hasta dónde el fotógrafo es un creador y hasta dónde apenas un “reproductor” de lo que ve?

No está nada claro qué es, exactamente, un fotógrafo. ¿Acaso es un servidor a sueldo del que encarga un trabajo?, ¿o es un creador libre que realiza tal encargo a su manera? Pero lo que el que está detrás de una cámara tiene como herramienta básica es su capacidad de observación, mucho más aguda que la habitual; y su capacidad creadora está puesta en transmitir lo que ve y sensibiliza, y que probablemente los otros no vieron. Esto es importante y tiene que ver con la creatividad de un individuo, el hecho de que cada fotografía es una historia que se cierra sobre sí misma, y en cada foto hay que presentarle al receptor algo que se entienda en sí mismo.

¿Cuál es la situación y la relación entre sí de los fotógrafos en nuestro país?

Básicamente, de enorme desinformación. La fotografía en este sentido está encuadrada dentro de las generales de la ley. Cuando estuvimos en México, Alicia D’Amico, Annemarie Heinrich y yo formamos el Consejo Latinoamericano de Fotografía, y al año siguiente, junto a Eduardo Comesaña. Cristina Oribe y Sara Facio, el Consejo Argentino de Fotografía. Nuestra intención es la de encontrar una identidad fotográfica argentina y latinoamericana a través de la obra de autor. Un poco ya embarcados en esa línea, convocamos a veinte fotógrafos argentinos, entre los que estamos incluidos nosotros mismos, para reunir material sobre el tema de la adolescencia y realizar una exposición a fin de año. La propuesta es original en el sentido de que no es competitiva y porque cada uno puede entregar los trabajos que quiera; no hay selección de nadie más que la del propio autor. Por otra parte, también tenemos planeado hacer una muestra, casi diría reivindicatoria, del trabajo de un fotógrafo de principios de siglo, que retuvo todas las características del pueblo santafesino de Esperanza.

En este momento, Andy Goldstein se da a conocer en Brasil a través de un trabajo que quiere ir más allá de la superficie visible de los objetos fotografiados. De la misma manera que junto a un psicoanalista trabaja en un taller de fotografía, tratando de aclarar las nebulosas que empañan la visión de futuros colegas y con la misma pasión con la que intentara darle a través de su cámara un alcance distinto a la fotonovela. Sorprendiendo a través del objetivo de su máquina la mirada que revela lo que la palabra niega, la sombra de la persona que se oculta, la limpidez de una mañana en la plaza, el “gooool” que quedó como suspendido en el aire. La vida, al fin y al cabo.

Selva Echagüe. Clarín. Cultura y Nación. 5 de junio de 1980

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